El sector agrícola en Castilla y León atraviesa uno de sus peores momentos, con la rentabilidad de los cultivos de cereal desplomándose a niveles críticos. Las organizaciones agrarias ASAJA y UPA-COAG alzan la voz en nombre de miles de agricultores y demandan la implementación de aranceles al cereal importado de Ucrania, que está saturando el mercado y afectando gravemente a los productores locales.

La Difícil Realidad de los Agricultores Cerealistas en Castilla y León
El cultivo de cereal, uno de los pilares fundamentales de la agricultura en Castilla y León, enfrenta serios desafíos económicos. Los agricultores de la región han visto cómo los precios del cereal han caído drásticamente en los últimos años, mientras que los costes de producción han subido a niveles insostenibles.
Donaciano Dujo, presidente de ASAJA en Castilla y León, explica que, mientras que en años anteriores el precio de la tonelada de cereal alcanzaba los 360 euros, en la actualidad se ha reducido a solo 200 euros por tonelada. «Con los costes de producción disparados a 750 euros por hectárea, el sector no puede sobrevivir», afirma Dujo.
Las Importaciones de Ucrania: Un Factor Desestabilizador
Uno de los principales problemas que enfrenta el sector es la entrada masiva de cereal procedente de Ucrania, que se está vendiendo a precios considerablemente más bajos que los del cereal nacional. Esta competencia desleal ha afectado gravemente la rentabilidad de los agricultores locales, quienes se ven incapaces de igualar esos precios sin incurrir en pérdidas.
ASAJA y la Alianza UPA-COAG han pedido al Gobierno español que tome medidas urgentes, como la imposición de aranceles al cereal importado, para proteger el mercado local. Los agricultores también exigen que se refuercen los controles de calidad en las importaciones, ya que muchos de estos productos no cumplen con las estrictas normativas europeas.
Reclamos de los Agricultores: Aranceles y Cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria
Además de los aranceles al cereal importado, las organizaciones agrarias insisten en la necesidad de que se aplique de manera rigurosa la Ley de la Cadena Alimentaria, la cual establece que los agricultores deben recibir un precio justo por sus productos, que cubra al menos los costes de producción. Sin embargo, esta ley no siempre se cumple, lo que deja a los productores en una situación de vulnerabilidad.
En palabras de Aurelio González, representante de UPA-COAG, «el mercado está siendo manipulado por operadores que están influyendo en los precios en detrimento de los agricultores». González destaca que el precio actual del cereal no permite a los agricultores obtener beneficios, una realidad que está llevando a muchos a cuestionar si vale la pena seguir sembrando.
La Caída en la Producción: Un Impacto Directo en la Supervivencia de los Agricultores
La superficie destinada al cultivo de cereal en Castilla y León ha disminuido considerablemente en los últimos años, pasando de dos millones de hectáreas a solo un millón y medio, según datos de ASAJA. Esta reducción no solo afecta a los agricultores, sino también a toda la cadena de suministro agrícola, desde los proveedores de maquinaria hasta los distribuidores.
Esta caída en la producción es el reflejo de un problema más profundo: la falta de rentabilidad del cultivo de cereal. «No podemos seguir adelante con estos precios. Antes, con la cosecha de un año podías comprarte un tractor; ahora, ni con varios años puedes permitirte renovar la maquinaria», afirma González. Esta situación ha llevado a muchos agricultores a replantearse su futuro en el sector, mientras que otros ya han decidido reducir la superficie cultivada o abandonar la actividad por completo.

La Guerra en Ucrania y el Aumento de los Costes de Producción
La invasión de Ucrania no solo ha tenido un impacto humanitario y político a nivel global, sino que también ha afectado gravemente los mercados agrícolas.
Los agricultores de Castilla y León han visto cómo la guerra ha provocado una subida en los precios de los insumos esenciales para la producción agrícola, como los fertilizantes y el combustible, lo que ha incrementado significativamente los costes de producción.
Con estos incrementos, los productores de cereal de la región se ven atrapados entre los precios bajos del mercado y los altos costes de producción, lo que está llevando a muchos a operar en números rojos. Aurelio González denuncia que los agricultores están soportando las consecuencias de un conflicto que no pueden controlar, mientras que el cereal de Ucrania entra al mercado a precios más bajos, exacerbando la crisis.
Movilizaciones y Protestas: El Clamor de los Agricultores por Medidas Urgentes
Ante esta situación, las organizaciones agrarias han comenzado a movilizarse para exigir al Gobierno español y a la Junta de Castilla y León medidas que protejan a los agricultores. La concentración en Valladolid, convocada por ASAJA y UPA-COAG, es solo la primera de una serie de protestas que, según Dujo, continuarán si no se implementan soluciones concretas.
Entre las principales demandas de los agricultores se encuentran la imposición de aranceles al cereal de importación, la aplicación efectiva de la Ley de la Cadena Alimentaria y la puesta en marcha de un plan de rescate que incluya ayudas directas, aplazamiento de préstamos y exenciones fiscales para los productores afectados por las malas cosechas.
Un Futuro Incierto para la Agricultura en Castilla y León
La situación actual plantea un escenario incierto para el futuro del sector cerealista en Castilla y León. Si no se toman medidas a tiempo, es probable que muchos agricultores se vean obligados a abandonar la actividad, lo que tendría un impacto devastador no solo en la economía local, sino también en el tejido social de las comunidades rurales.
El reto para las autoridades es claro: deben actuar de manera rápida y decisiva para evitar la desaparición de un sector que ha sido fundamental en la región durante generaciones. Los agricultores, por su parte, están decididos a luchar por su supervivencia, pero necesitan el respaldo de las instituciones para poder continuar.
La crisis que afecta a los agricultores de Castilla y León no es solo un problema económico, sino una cuestión de supervivencia para miles de familias que dependen de la agricultura. Las movilizaciones convocadas por ASAJA y UPA-COAG son una muestra del descontento creciente en el sector, y un llamado urgente a las autoridades para que implementen medidas de protección y apoyo.
La implementación de aranceles, la aplicación de la Ley de la Cadena Alimentaria y un plan de rescate financiero son solo algunas de las soluciones que podrían aliviar la presión sobre los productores. Sin embargo, el tiempo corre en contra, y si no se actúa pronto, el sector cerealista de Castilla y León podría enfrentarse a un colapso irreversible.