
Castilla y León, el granero de España en riesgo
Castilla y León, una región con un potencial agrícola notablemente alto en España, enfrenta una paradoja alarmante: a pesar de sus extensas tierras fértiles, la nación continúa dependiendo considerablemente de cereales importados. La pregunta esencial es clara y directa: ¿por qué España importa lo que podría perfectamente cultivar?
Durante décadas, Castilla y León ha sido reconocida como la principal productora de cereales en España, destacando especialmente en trigo, cebada, centeno y avena. Sin embargo, esta región se encuentra en una encrucijada crítica provocada por una serie de dificultades que amenazan la sostenibilidad del sector agrícola.
La paradoja se explica en tres claves:
- Costes de producción disparados (fertilizantes +40%, gasóleo +35%).
- Sequías extremas (2023 fue el año más seco en medio siglo).
- Políticas públicas lentas y poco efectivas.
Desafíos clave: La tormenta perfecta para los agricultores
La realidad de los agricultores castellanos y leoneses está llena de desafíos concretos que limitan su competitividad y sostenibilidad económica. Estos retos incluyen:
1. Costes de producción: La asfixia financiera
Los agricultores de Burgos, Valladolid y Palencia —principales productores de trigo— enfrentan márgenes de rentabilidad negativos:
- Fertilizantes: De €300/tonelada en 2021 a €420/tonelada en 2023. La guerra en Ucrania disparó los precios, pero España carece de una estrategia para reducir dependencias.
- Combustibles: El gasóleo agrícola subió un 35% entre 2020-2023. Un tractor consume 20 litros/hora: labrar 100 hectáreas cuesta ahora €1.200 (antes: €900).
- Semillas: Híbridos de trigo resistente a sequía cuestan €45/hectárea, un 25% más que variedades tradicionales.

Impacto directo: El Instituto de Estudios Agrarios calcula que 1 de cada 5 explotaciones redujo su superficie cultivada en 2023.
Cambio climático: Cuando la tierra se seca
La AEMET confirma que Castilla y León ha perdido 30% de lluvias en 20 años. En 2023:
- 70% del territorio en sequía extrema.
- Embalses al 41% de capacidad (frente al 67% en 2010).
- Pérdidas de cosecha: -40% en trigo blando, -35% en cebada (ASAJA).
“En Soria, los campos parecen desiertos. Antes cosechaba 4 toneladas/hectárea; ahora, 1,5”, lamenta Julio Gómez, agricultor desde 1998.
Burocracia: Ayudas que no llegan
El Plan Estratégico de la PAC 2023-2027 prometió €2.100 millones para modernización, pero:
- Solo el 30% se ha ejecutado según el informe de la Interprofesional del Cereal.
- Retrasos de 8-12 meses en subsidios por sequía.
- Ejemplo: El “cheque tractor” de €10.000 para renovar maquinaria exige 15 documentos, muchos digitalizados —un obstáculo para agricultores mayores—.
Crítica de UPA Castilla y León: “Las ayudas son un laberinto. Sin asesores, es imposible acceder”.
Impactos económicos y sociales: Más allá del campo
Despoblación: El éxodo silencioso
- 42% de los municipios de Castilla y León tienen menos de 100 habitantes.
- Ejemplo: En Zamora, la edad media en zonas rurales es 58 años.
- Causa: El 60% de los jóvenes agricultores considera “inviable” quedarse.
Dependencia externa: Riesgo geopolítico
España compra 75% del maíz y 50% del trigo a Ucrania y Argentina. En 2022, el bloqueo del Mar Negro elevó los precios un 22%, afectando a ganaderos y panaderías.
“La dependencia de importaciones en cereales básicos expone a crisis de suministro” – Advertencia de la FAO